jueves, 13 de marzo de 2008

Invitación al vómito


Iba a escribir que odio las publicidades sensibleras, que muestran las familias felices, que buscan el efecto melodramàtico fácil...y que cuando uno ya está emocionado y apunto del lagrimón mezclado con sonrisa ingenua... ¡descubrimos que es de un banco!, ¡de una empresa de teléfono!

Ya sé, hay mil cosas para indignarse, muchas y más serias que ésta, pero hoy tengo sueño y sólo quiero decir que odio a Telefónica y a todas sus sucedáneas. Soy terrenal, también.


Entonces, para salvar este blog, uno de los amados: Girondito y su Invitación al vómito:


Cúbrete el rostro

y llora.

Vomita.

¡Sí!

Vomita,

largos trozos de vidrio,

amargos alfileres,

turbios gritos de espanto,

vocablos carcomidos;

sobre este purulento desborde de inocencia,

ante esta nauseabunda iniquidad sin cauce,

y esta castrada y fétida sumisión cultivada

en flatulentos caldos de terror y ayuno.


Cùbrete el rosto

y llora...

pero no te contengas.

Vomita.

¡Sí!

Vomita,

ante esta paranoica estupidez macabra,

sobre este delirante cretinismo estentoreo

y esta senil orgía de egoísmo prostático:

lacios coágulos de asco,

macerada impotencia,

rancíos jugos de hastío,

trozos de amarga espera...

horas entrecortadas por relinchos de angustia.


Oliverio Girondo, en Persuasión de los días