miércoles, 25 de junio de 2008

Los eucaliptos

Los eucaliptos de papá los juntábamos en el Parque Avellaneda; su aroma llenaba la habitación cuando los poníamos en la cacerolita encima de la estufa y el vapor insípido del agua se mezclaba, sensual y permitido, con el olor de eucaliptos recién arrancados, de aquellos árboles del Parque Avellaneda, esos domingos a la tarde.

A la noche, pero eso seria mucho después, vendrían las pesadillas con el león inmenso que se abalanzaba sobre mí, niña Eva, que jugaba a Afrodita o a Electra, sin saberlo aún.




Copyright 2008