martes, 1 de abril de 2008

Día de los Veteranos y Caídos en Malvinas




A horas del 2 de abril, (¿por qué será que últimamente son todas conmemoraciones que desearíamos no tener?) un texto impecable de Borges, ¿cómo agregar algo?

O, parafraseando a Pinti, pasan las infamias, pasan los gobiernos, pasan las guerras... queda la literatura:


Juan López y John Ward

Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
Lòpez había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.



Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.


Jorge Luis Borges