viernes, 13 de febrero de 2009

Bombos y platillos



No sé para qué vine a este cumpleaños. Casi no conozco a Elvio, el cumpleañero. ¿O se llama Héctor?
La gente parece feliz y yo tengo la tentación permanente de arrojarme ante cada colectivo que pasa cerca de mí.
No sé por qué estoy así. ¿O sí?
Ah, sí, Elvio se llama, así dice en aquel cartel horrible. ¿Quién lo hará hecho?
Y Eleonora, que insistió para que viniéramos. Y lo otro, que no me puedo sacar de mi cabeza…

Hace cinco años que me separé de la otra, se supone que no me debería joder nada de lo que haga la turra. Si total yo hice mi vida, me curtí cuanta mina se cruzó por mi camino, como antes, cuando era joven. Mejor que antes, con experiencia, con cancha, sin culpas. Disfruté y la pasé bien. Hasta que un buen día se me cruzó Eleonora y me atrapó. Justo a mí, que pensé que ninguna me iba a volver a engrampar. Y apareció Eleonora. Y acá estamos en la fiesta de este pariente que todavía no puedo entender quién es. Pero no me importa.
Y ahora estoy hecho un pelotudo y ya no me importa ninguno de los proyectos que tenemos con Eleonora. Desde que me enteré de la noticia.
Siento todo en stand by. Como cuando Eleonora supo que no podría tener hijos y hasta que se repuso de ese shock nuestra relación estuvo en el aire, en otro plano. Si no fuera por la adopción de Juancito, Eleonora se hubiera desmoronado. Y lo nuestro también. Amarga coincidencia.

Todavía no lo puedo creer. Si hacía tiempo que no sabía nada de ella. ¿Por qué me tuve que cruzar con José? No quiero que vuelva a ser ella, quiero que siga siendo la otra. No quiero volverme a confundir, que se meta en mi discurso, que se vuelva a meter en mi pensamiento, en mi cabeza.
Es la otra, tiene que ser la otra, punto.
Nada de lo que haga o le pase puede afectarme.

Mierda. Desde que me enteré me replanteo todo. ¿Hice bien? ¿Hicimos bien en separarnos? ¿Debí haber luchado más?
Al final siento que fracasé, que estoy igual que siempre. O peor . Que nada de lo que hice tiene valor. Ni siquiera Eleonora, tan bella, tan joven, tan enamorada de mí. Pero no es Eleonora.
Es ella, mierda. Otra vez.
¿Por qué no estaba enamorada de mí? ¿Nunca lo estuvo? ¿Qué hicimos, entonces, tantos años juntos? ¿Qué le vio al otro? ¿Tiene mejor sexo que conmigo? Si era una frígida...
¡No debería sentirme así sólo por enterarme de la estúpida noticia de su embarazo de cuatro meses!


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martes, 10 de febrero de 2009

2009 en cámara lenta

Para mí, quizá por defecto de profesión, el año empieza en marzo. Así que estoy ahora, como los chicos de Jardín de Infantes, en el período de adapatación: desperezándome, abriendo los ojos, preparando los útiles, midiéndome con la rutina...
Para todos los que me acompañaron durante el 2008 en mi incursión blogera, todo mi cariño y agradecimiento. Espero este año seguir contando con todos e incorporar más amigos entre letras.
Y aunque los textos son siempre borradores, éste es aún más porque ni en este preciso momento sé cuál es, sólo que las ganas de escribir están brotando como cualquier otra necesidad fisiológica que sabemos percibir.
Aquí voy y perdonen las faltas:

Faltas
me faltan las letras
me sobran las ganas

Sobras
me sobran las sombras
me faltan las ganas

La rutina de mis huecos
los huesos de tu mirada
el hacerse viejo
el saberse sabio
y tonto
y tanto
y tentar
al otro de uno
aquí
ahora
escrito