miércoles, 29 de octubre de 2008


Recostada en mi incertidumbre
las luces son tenues
el sonido lejano
las voces ajenas

El ruido perturba el ocaso
en el umbral
del precipicio
de mi futuro

El salto felino
acecha posible propio
sin refugio
sin cueva

y las manos
temblorosas

y un cuaderno
para ser saciado

Cuando las palabras calmen el hambre


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