miércoles, 28 de mayo de 2008

Marguerite Duras, siempre

Cuando estaba casi, a la manera de "mi reino por un caballo", a punto de gritar: "Mi biblioteca por el "Escribir" de Marguerite Duras"... ¡lo encontré detrás del respaldo de mi cama!
Es que los libros están con uno, en todas partes. Y es éste el único libro, por el momento, que no presto de mi biblioteca porque es mi preferido y porque no lo quiero perder ya que lo tengo todo marcado con las frases que más me gustaron.
Las que voy a trascribir a continuación se las dedico a Nikté, a todas las mujeres que escriben, a todos los hombres que se permiten lucir su costado femenino y sensible a la hora de escribir.




Son reflexiones maravillosas, desde las entrañas, de una mujer que ha escrito:

"(...) Siempre he llevado mi escritura conmigo"

"(...) Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir."

"(...) La escritura nunca me ha abandonado"

"(...) Las mujeres no deben hacer leer a sus amantes los libros que escriben"

"(...) Una mujer que escribe: los hombres no lo soportan"

"(...) La soledad no se encuentra, se hace"

Y termina el libro así:





"Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiésemos -sólo lo sabemos después- antes, es la cuestión más peligrosa que podemos plantearnos. Pero también es la más habitual.

La escritura: la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida"

lunes, 26 de mayo de 2008

La hoguera de las vanidades

¡Qué emoción! Antes de cumplirse tres meses de mi inmiscusión en el mundo bloggero... ¡recibo este premio!







La grata idea de premiarme fue de Daniel, así que por quejas dirigirse a: http://elfielreflejo.blogspot.com/ (de todas maneras yo no pienso devolver el premio)

Muchísmas gracias, Dany, por tenerme en cuenta y darme esta alegría!!!

Muchísimas gracias a todos los que semanalmente pasan un ratito por aquí!!!

Muchísimas gracias a todos los que, además de ojear, se animan a dejar comentarios, estímulos, debaten y hacen de éste un espacio vivo!!!

Consignas del creador del premio:

El Premio Brillante Weblog es dedicado a webs y blogs que resalten por su brillantez tanto en temática como en diseño. Y con el mismo propósito de promocionar entre todos una vez más la blogósfera mundial.

Reglas:
1.- Al recibir el Premio, se ha de escribir un post mostrando el Premio y se ha de citar el nombre del blog o web que te lo regala y enlazarlo al post de ese blog o web que te nombra ganador.2.- Elegir un mínimo de siete blogs (pueden ser más) que creas que brillan por su temática y/o su diseño. Escribir sus nombres y los enlaces a ellos. Avisarles que han sido premiados con el Premio Brillante Weblog.3.-Opcional. Exhibir el Premio con orgullo en tu blog haciendo enlace al post que tú escribes sobre él.


Mis premiados:

1.- Por su originalidad y por hacer pensar a través de una sonrisa: la vida es inclusive (
http://epareta.blogspot.com/)
2.- Por su estética: solsticios y equinoccios (
http://solsistere.blogspot.com/)
3.- Por la garra de sus textos, de sus comentarios y por todo lo que genera en sus lectores: cero inercia (
http://0inercia.blogspot.com/)
4.- Por la perspectiva estética desde la que mira su vida y textos (que él son la misma cosa) y porque me salió, afortunadamente, retorcido este querido alumno: tres palabras (
http://buscandoalayla.blogspot.com/)
5.- Porque es española, mujer, ama a la Durás y escribió un cuento que no me puedo sacar de la cabeza: el cuarto de los juegos (
http://esthersicole.blogspot.com/)
6.- Porque me gustan sus textos: el ventrílocuo (
http://ventrlocuo.blogspot.com/)
7.-Porque es español, hombre, ama el mar y su entusiasmo me animó a seguir escribiendo: pablos ballesteros (
http://pablosballesteros.blogspot.com/)
8.- Por la dulzura de su blog, en un mundo que la necesita tanto: tierra de sueños (
http://tierrademagia.blogspot.com/)


jueves, 22 de mayo de 2008

La cita III (continuación)


Se encontraron en el Chat. Se dieron explicaciones, se justificaron, enojaron, desconfiaron, acusaron, recelaron, aceptaron, se rieron, perdonaron y reconciliaron. Acordaron una nueva cita.
Se encontraron personalmente varias veces. Se desencontraron otras tantas.

Él no entendía. No entendía sus reclamos, sus enojos, sus tiempos, sus gustos.
- ¿Qué tiene de malo esta confitería que no lo tiene la otra?

Ella no entendía. No entendía sus maneras, su historia, su presente, sus tiempos.
- ¿Nunca aprendió en sus relaciones anteriores cómo tratar a una mujer?

Sin embargo se atraían, se intentaban. Charlas, café, cine, restaurante, miradas, roce de manos. Un encuentro, otro, primeros besos. Piel, química. Entonces, encuentro decisivo. Perfume. Lencería. El auto. La depiladora. Las ganas. Los nervios. Dudas. Miedos.
Excitación

Cita.

Él, satisfecho del encuentro. Dos veces en la primera vez, casi una tercera después de la ducha.
- ¿Por qué no querrá más esta mina?

Ella, rara. Le duele todo el cuerpo. Miles de posiciones. Pero gozó. Ay, gozó.
- ¿No se cansará nunca este tipo?

Se despiden después de cinco horas juntos. Los acucia la realidad: obligaciones, horarios. Terminó la novela. Hora de volver silbando bajito.

- ¡Qué poco afectuosa la despedida! ¿Siempre será así?

- Se ve que se rayó. ¿Qué le habrá pasado?

lunes, 19 de mayo de 2008

La cita II (continuación)

La cita II

La mujer llega diez minutos antes al bar de la calle Corrientes. Quiere anticiparse para elegir mesa, prepararse, manejar la situación.
El hombre llegará quince minutos tarde. Quiere llegar puntual pero una manifestación por las calles del centro lo demorará.
Ella se ubica al lado de la ventana, en el fondo, en línea directa con la puerta. Apunta.
Él no cree en su mala suerte, el taxi no se mueve. Salió antes de su trabajo para llegar a la cita pero ahora parece que no puede disparar.
La mujer se impacienta, toma el libro, lo abre, lo ojea, lo cierra, lo tapa con la servilleta. Observa. Mira el reloj. Las seis en punto. Entra un hombre solo. Muy viejo. Que no sea. Que no sea.
El hombre le indica al taxista que vaya por otro camino, que se apure. Que lo espere, que lo espere.
Ella pide un agua mineral. Boca reseca, corazón acelerado, ¿palpitaciones? Entra otro hombre, alto, buen porte. No lleva flor. El libro se asoma, incita. No aparece la flor. El hombre se acerca, parece que quiere hablarle. No lleva flor. Sigue de largo, va al baño.
Él no quiere escuchar más al taxista que parlotea sobre política. Apoya la flor en el asiento. Se inclina hacia delante para guiar al chofer. Quiere llegar rápido. Son las seis y cinco.
¿Cómo es posible que se demore en la primera cita? Son las seis y diez. Es una descortesía de su parte. Y tan caballero que parecía por chat. ¡Príncipes azules que destiñen tanto!
¡Malditos piqueteros! ¿Uno no tiene derecho a circular por su ciudad? ¿Uno no tiene derecho, una vez en la vida, a tener una cita?
¿Todo le tiene que salir así, qué hizo mal esta vez? ¿Por qué no llega? ¿Y si era el primero, con la flor oculta, y cuando la vio se avergonzó al verla tan joven y se fue? ¿Y si era el segundo y la vio vieja? ¿Y si mejor se va?

La mujer llama al mozo y paga. El hombre le pide al chofer que lo deje en la esquina y paga, prefiere caminar media cuadra y no dar más vueltas en el taxi. Ella va hasta el baño a buscar su cara en el espejo, no quiere llorar, se retoca el rimel. Él camina veinte metros y se acuerda de la flor olvidada en el auto. Retrocede, corre hasta la esquina, pero el taxi ya no está. Vuelve hacia el bar, entra apresurado. Se choca levemente con una mujer cabizbaja que sale. Busca con la mirada. Una pareja, un hombre, otro hombre, un grupo, tres mujeres. ¿Se le habrá hecho tarde?
Ella en la puerta duda, duda una vez más. ¿Se le habrá hecho tarde o no vendrá? Mira el reloj. No puede esperar más de quince minutos en la primera cita. No quiere empezar con el pie izquierdo. Por la esquina pasan taxis. Se va hacia allá.
Él da vueltas por el bar, se acuerda de la mujer que recién salió, mira hacia la puerta y la ve alejarse, le pregunta al mozo si tenía un libro. El mozo duda, no se acuerda, puede ser. Sale del bar, la busca, ve la espalda de esa mujer que para un taxi en la esquina, cree que es su taxi. Le hace señas. No lo ven.
La mujer se sube al taxi y ve una flor roja en el asiento. Llora y sonríe a la vez. Le va a avisar al taxista, pero éste comienza a hablarle de la manifestación. Entonces no le dice nada. Toma la flor con sus manos cuidando de no lastimarse con las espinas y decide que esa rosa roja es para ella.


¡Ya veremos cómo se excusa por chat!

martes, 13 de mayo de 2008

La cita



La cita ya está acordada. Él llevará una flor roja; ella, un libro de poemas. Se ríen de su cursilería. Coinciden.
La cita será a las seis. De él no sabemos nada; de ella, tampoco. Hace un mes que intercambian mensajes por el chat. Ella intenta escribir una historia de amor. Él usa el teclado.
La cita es a las seis en un bar de Corrientes. A ella le gustan los poemas. Él tendrá que ver dónde compra la rosa. Los dos se bañan, se perfuman, se sonríen un poco. Se ilusionan otra vez, a pesar de todo.
La cita fue acordada hace una semana. Tuvieron tiempo de imaginarse y reescribirse. Los siete días pasan veloces y las horas se hacen eternos minutos.
La cita no sabemos cómo será. Sólo vemos un hombre que se aflojó la corbata y compró una flor roja. Una mujer que se arregló el flequillo y apretó un libro.
La cita va a empezar en otro cuento.



Copyright©2008

domingo, 11 de mayo de 2008

El lado oscuro del corazón

“Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! –y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!”




Palabras más, palabras menos, así empieza la mejor película de Subiela, "El lado oscuro del corazón", estrenada en mayo de 1992. Y como esta tardecita de domingo me dio ganas de volver a verla...
El texto está en "Espantapájaros", de Oliverio Girondo, editorial Losada. Todo ese libro es maravilloso. Yo me enamoré de Girondo en esa pelìcula y del personaje que tan bien interpreta Grandinetti, también. Jamás me olvidé de su sobretodo negro, al viento, acompañando sus pasos melancólicos y "malditos" por la ciudad.


De regalito, un link con el comienzo de la película:
www.youtube.com/watch?v=-EMBtqEC1ew

y de yapa, otra secuencia de la pelìcula:
www.youtube.com/watch?v=1FMWZvV28cU

martes, 6 de mayo de 2008

Diálogos





Intentar escribir.
Comprar un cuaderno, probar la lapicera, huir de teclados.
Siempre huir. Un poco.

No sé

No sé muchas cosas, León Felipe, es verdad; tampoco todos los cuentos. A veces, ni siquiera uno. Ni el propio.

Pero intento.

Tratar de escribir, de salvar(se) (me) (lo) (la). Un inicio brillante, envidiado: lo li ta.
Llorar en un café, sonreír en una medialuna, resucitar en un renglón.

Juego, siempre juego, me distraigo. Inconstancia de amar, de odiar, me río, me lloro, me olvido. Pierdo el estilo que no tuve, me canso, me aburro, geminiana en la rueda de la fortuna de ganar y perder.
La inmensidad de la nada.

Palabras repetidas, incompletas, implícitas siempre: triste, el amor, casi, el hijo, lloro, la casa, Duràs, la escritura, todo, el tiempo, juego, la nada.

Intento, sigo, a pesar de

Un pésame más.

Comprarse un cuaderno para intentar, a pesar del ruido, gratificarme. Soy maravillosa. Resisto. He ahí la grandeza de la impotencia irreverente.

No renuncio.

Juego al tute. Me río. Te extraño. Te dejo.
Te necesito. Te invento. Te rechazo. Te persigo. Te busco. Te abandono. Te temo. Te flagelo. Te abandono. Te encuentro. Te te te te te te.

Y los ruidos del café de la música de la radio de la gente de los ecos de la angustia del deseo del pecado del destierro del tiempo del miedo de la soledad del frío del viento de la infancia del incesto del fallido del invierno del campo del trueno de la despedida del encuentro de dos.

Y la mano que sigue, sola, terca, sin mí, sin yo.
Lo escrito para otros.

Escrita.

Copyright©2008

domingo, 4 de mayo de 2008

Otro de la Durás


Estoy releyendo "Ojos azules pelo negro" de la amada Marguerite:



"Se sorprenden de pronto miràndose el uno al otro. Y de pronto, vièndose. Se ven hasta la suspensión de la palabra en la página, hasta ese golpe en los ojos que huyen y se cierran"


Y no pude leer más